jueves, 21 de mayo de 2009

Murio Mario Benedetti

"En el primer momento no quise entender. Laura no era nadie, no era Avellaneda. "Falleció", dijo la voz del tío. La palabra es un asco, "falleció" significa un trámite: "Una mala noticia señor", había dicho el tío. ¿Él que sabe? ¿Qué sabe cómo una mala noticia puede destruir el futuro y el rostro y el tacto y el sueño? ¿Qué sabe, eh? Lo único que sabe decir es: "Falleció", algo tan insportablemente fácil como eso. Seguramente se estaba encogiendo de hombros y eso también era un asco[...]
Entonces, cuando estuve en casa solo en mi cuarto, cuando hasta la pobre Blanca me retiró el consuelo de su silencio, moví los labios para decir: "Murió, Avellaneda murió", porque murió es la palabra, murió es el derrumbe de la vida, murió viene de adentro, trae la verdadera respiración del dolor, murió es la desesperación, la nada frígida y total, la nada, el abismo. Entonces cuando moví los labios para decir "Murió", entonces vi mi inmunda soledad, eso que había quedado de mí, que era bien poco..."



Pensé en ese párrafo del 17 de Enero de "La Tregua". Pensé en esa primer gran enseñanza que Mario Benedetti me dejó, no como escritor, sino como persona, como yo. Pensé en ese hermoso fragmento cuando esta mañana de lunes, sin esperarlo, vi en los titulares de los periódicos el terrible enunciado que contiene esa palabra, origen mismo del asco: "Falleció Mario Benedetti".
No lo pude creer, tan vivo que lo vi, apenas hace dos semanas, actuando a un marinero alemán que recita poemas a los oídos sordos de una prostituta en el filme "El lado oscuro del corazón".
Tan vivo que lo vi. Apenas hace dos semanas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario