jueves, 21 de mayo de 2009

Adiós poeta

Es tan corta tu ausencia
que ya comienzo a extrañarte,
ahora solo me quedan tus palabras

aplastadas entre las hojas de los libros,

queda tu voz en el recuerdo,
tus poesías hechas canciones,

pero te extraño,
leo las noticias
y las lágrimas me mojan la cara.

Me intrigan los versos que escribirás
sobre las hojas del viento,
aunque sé
que algún día nos conoceremos.

Adiós poeta
y buen viaje.

En la muerte de Mario Benedetti

No supe que agonizaba,
me enteré por una amiga,
me lo dijo con algo de tristeza,
yo lo sentí por dentro,
como si el que agonizara fuera yo.

Su larga enfermedad
me atormentó por el resto de su vida,
no hubo día que no recordara sus poemas,
no hubo nadie que me absorbiera, como él
en esos momentos.

Uno de los pocos buenos poetas
que en mi vida se ha topado;
y, como diría León de Greiff,
la señora Muerte se los va llevando.

Es la primera noticia
que escucho aquel lunes aciago:
Mario Benedetti ha muerto,
lo escuche en un radio que tenia prendido cerca.
Transmitieron la noticia cuando yo despertaba,
se le ocurrió al destino decírmelo de primero,
no hubo otra noticia que dar en ese momento,
solo la muerte del primer poeta
que quise llevar conmigo.

A MARIO BENEDETTI

Para decirte Adiós, Mario,
No hay que escribir mil proclamas
Ni disparar al aire
Cañonazos de salva

No hay que agitar las manos
Ni ondear a media asta
El pabellón de la patria, para decirte Adiós.

No hay que hacer un discurso
Ni una tarja en tu nombre
Ni comisionar a un artista una estatua de bronce, para decirte Adiós.

Basta con recordar que tú sigues presente
En las calles del mundo,
proclamando la paz,
La justicia,

El respeto al derecho inalienable,
Que es todos el derecho
A la libertad.

Adios Benedetti

Adios Benedetti, nos veremos en la eternidad juntando versos, ayudando corazones, creando esperanzas. Siempre con la frente en alto, apoyando las mejores causas de y por la libertad.
Adios Poeta, gracias por todas las sensaciones y sentimientos encontrados en cada verso, en cada una de tus palabras. Gracias por tu ejemplo.

Sigo sin palabras en los dedos y hoy la madrugada se viste de luto.

Huérfanos de Benedetti

Nos ha dejado una de las voces más claras del siglo XX. No tengo capacidad para escribir lo que me gustaría decir de él. De tanto como traen hoy los periódicos entresaco una frase que me parece que le describe muy bien: "El poeta del compromiso, del amor y de la alegría"

(...)

El mejor homenaje que podemos hacerle es buscar en nuestra estantería o en la biblioteca más próxima cualquiera de sus libros de poemas o de cuentos y releerle; y si es escuchando al mismo tiempo el disco que le dedicó Serrat, mejor que mejor.

Allá donde estés, Gracias por todo lo que nos has dejado, Mario.

Benedetti

Es un día triste,
lágrimas asoman
y palabras faltan.

Murió un poeta
murió un escritor
quien dejaba sentimientos,
quien le cantaba al amor.

Adiós y Gracias, Sr. Benedetti…

Hay veces que uno no sabe qué es peor, si lo que tiene o lo que le gustaría tener. Paso las horas eternas entre repasos de leyes deseando asomarme a la realidad… hoy me asomé, y he deseado no haberlo hecho.

Sé que puede sonar tremendista o incluso demagógico, pero me he enterado hoy de la muerte de una de las personas más importantes de mi vida. Jamás le vi, nunca le hablé… pero le conocí a través de sus obrar; y la huella que ha dejado en mi vida, ha sido mucho más profunda y real que la de muchos otros que sí han pasado físicamente por mi vida.

Aún recuerdo aquél día del 2004, al poco de comenzar esta aventura opositora, cuando la realidad de mi situación se me hizo patente y me asfixiaba entre las paredes de mi cuarto… La primera crisis que la llaman. Salí corriendo a refugiarme en el único lugar en el que sabía que podía encontrar la paz; y, allí, esperándome "Memoria y Esperanza": un mensaje a los jóvenes de este octogenario… un mensaje cargado de ilusión, de esperanza, de amor, de lucha, de alegría…

Y ayer, a sus 88 años, se fue… seguro que detrás de su añorada Luz.

Adiós a Mario Benedetti

Hoy todos estamos de luto.

Se han nublado su voz
y su amada presencia.

Su camino fue largo.

Sus palabras luminosas
defendieron, a cualquier precio,
la dignidad del hombre.

¿Qué es la vida sin libertad ni amor?

Las espinas no pudieron
matar las rosas
de sus palabras claras
ni de su alma hermosa.

Nos queda su legado:
mosaico singular
de sentimientos e ideales,
sin rincones oscuros
y sin patios cerrados.

Cuando las nubes del dolor
nos dejen caminar de nuevo,
retornaremos a beber en la fuente
de sus poemas siempre inéditos
los que escribió
con su pasión de uruguayo
con sus verdades de hombre
que siempre tiene a mano la razón
y nunca hiere con su mano.

Murio Mario Benedetti

"En el primer momento no quise entender. Laura no era nadie, no era Avellaneda. "Falleció", dijo la voz del tío. La palabra es un asco, "falleció" significa un trámite: "Una mala noticia señor", había dicho el tío. ¿Él que sabe? ¿Qué sabe cómo una mala noticia puede destruir el futuro y el rostro y el tacto y el sueño? ¿Qué sabe, eh? Lo único que sabe decir es: "Falleció", algo tan insportablemente fácil como eso. Seguramente se estaba encogiendo de hombros y eso también era un asco[...]
Entonces, cuando estuve en casa solo en mi cuarto, cuando hasta la pobre Blanca me retiró el consuelo de su silencio, moví los labios para decir: "Murió, Avellaneda murió", porque murió es la palabra, murió es el derrumbe de la vida, murió viene de adentro, trae la verdadera respiración del dolor, murió es la desesperación, la nada frígida y total, la nada, el abismo. Entonces cuando moví los labios para decir "Murió", entonces vi mi inmunda soledad, eso que había quedado de mí, que era bien poco..."



Pensé en ese párrafo del 17 de Enero de "La Tregua". Pensé en esa primer gran enseñanza que Mario Benedetti me dejó, no como escritor, sino como persona, como yo. Pensé en ese hermoso fragmento cuando esta mañana de lunes, sin esperarlo, vi en los titulares de los periódicos el terrible enunciado que contiene esa palabra, origen mismo del asco: "Falleció Mario Benedetti".
No lo pude creer, tan vivo que lo vi, apenas hace dos semanas, actuando a un marinero alemán que recita poemas a los oídos sordos de una prostituta en el filme "El lado oscuro del corazón".
Tan vivo que lo vi. Apenas hace dos semanas.

miércoles, 20 de mayo de 2009

A Mario Benedetti

Gracias don Mario por estar en los peores momentos, cuando la cultura era sinónimo de sedición. Sin embargo usted supo alentarnos cuando padecíamos aquellos años de triste dictadura que no nos merecimos.

Sus libros afloraban en todas partes como por arte de magia. Salían de cajones ocultos y de viejos armarios, donde estaban bien guardados…… por si acaso. Así llegaban luego a nuestras manos adolescentes como reliquias que sabíamos cuidar y leer con ansiedad, para respirar aunque fuera un poquito de libertad. Su poesía encontró la manera de sortear las vallas que impusieron aquellos monstruos vestidos de verde que se comían las eses y también nuestras esperanzas.
Ese placer clandestino de su obra no es fácil de olvidar.
Usted nos ha enseñado muchas cosas. Nos enseñó por ejemplo que Dios aporrea el arpa en vez de acariciarla como es debido, y cada día nos duele confirmarlo.
Aprendimos también que la poesía es sustancial y está en la gente, está en lo cotidiano, en lo pequeño y que no solo es patrimonio de unos pocos entendidos.
Los intelectuales no lo querían tanto, eso esta claro. Pero tengo la impresión -permítame el atrevimiento-, que usted se los pasaba por el forro.
Y ahora vienen tiempos de homenajes.
Seguramente sus libros serán reclamados más que antes, y algunos detractores se vestirán de amigos y algún torturador esbozará una patética sonrisa.
Sabe usted señor poeta que ya no lo veremos en ninguna parte, porque no hay paraíso ni cielo, ni siquiera un triste purgatorio donde aliviar las penas de la vida.
Por eso es necesario agradecerle hoy por su prosa y por sus versos.
Y sepa usted Don Mario que los trocitos de poesía que ha sembrado van dando brotos por el mundo en cada corazón de un uruguayo sensible y tenga la certeza de que jamás el olvido podrá hacerse con los versos que usted nos regalo….

Gracias

Porque con tus poemas aprendi a amar la poesia...
Porque tus imagenes
fueron mis realidades

Porque para cada situacion que pude vivir,
tu habias escrito algo adecuado..

Porque tu Inventario fue mi biblia
en mi epoca de rebeldia contra el mundo
y mientras descubria el amor y el desamor

Por eso y por muchas cosas siempre estaras vivo en mi
Hasta siempre Poeta!!!

Descansa en paz!

Murió Benedetti…Adiós a mi viejito

Grande entre los grandes. Hoy 17 de mayo del 2009, a la edad de 88 años murió Benedetti.

Se encontraba en Montevideo, cuando dejó de luchar con la enfermedad que lo arrastraba hace unos años.

Benedetti: Te has ido dejándome a solas con tus versos, triste, melancólica.

Y ahora quién escribirá los versos que yo he de dedicar?

Viejito, mi viejito. Te quedarás en mi. Y tus versos seguirán vivos para siempre.

—Ausencia de Dios—

después de este dolor redondo y eficaz, pacientemente agrio, de invencible ternura, ya no importa que use tu insoportable ausencia ni que me atreva a preguntar si cabes como siempre en una palabra.

Lo cierto es que ahora ya no estás en mi noche desgarradoramente idéntica a las otras que repetí buscándote, rodeándote. Hay solamente un eco irremediable de mi voz como niña, esa que no sabía.

Ahora qué miedo inútil, que verguenza, no tener oración para morder no tener fé para clavar las uñas, no tener nada más que la noche, saber que Dios se muere, se resbala, saber que Dios retrocede con los brazos cerrados, con los labios cerrados, con la niebla, como un campanario atrozmente en ruinas que desandará siglos de cenizas.

Es tarde. Sin embargo yo daría todos los juramentos y las lluvias, las paredes con insultos y mimos, las ventanas de invierno, el mar a veces, por no tener tu corazón en mí, tu corazón inevitable y doloroso, en mí que estoy enteramente sola sobreviviéndote…

Benedetti.

http://www.elpais.com.uy/090517/ultmo-417676/ultimo-momento/fallecio-mario-benedetti

…qué dolor sin sitio…

Mario Benedetti, adiós al poeta del amor y del compromiso

Dicen que cuando una persona a la que queremos y apreciamos muere, algo de nosotros muere con esa persona.Y al decir “dicen”, digo “digo”. Quizás cometen el error de pensar en lo que realmente es para ellos esa persona, cuando ya no hay opción de decírselo, al menos de decírselo a la cara. Y al decir “cometen”, digo “cometo”. Y puede que, sin saberlo, haya personas en esta vida que les lleguen muy dentro, posiblemente personas que jamás conozcan. Y al decir “les lleguen”, digo “me lleguen”.

Paradojas de la vida, dicen que él, el poeta que tanto ayudó a enamorar, murió de amor. Y puede que sí, que en cuerpo Mario Benedetti falleciera el domingo tras una larga y molesta enfermedad intestinal. Pero en el fondo, todos sabemos que su alma empezó a morir cuando Luz -su compañera de vida, como a él le gustaba decir-, con quien compartió sesenta años de matrimonio, empezó a perder la conciencia por el alzheimer para acabar falleciendo hace tres años.

Porque él, como todos, tenía su propia utopía. Y porque yo, también como todos, tengo la mía. Porque cómo voy a creer que el mundo se quedó sin utopías. Cómo creer que la esperanza es un olvido o el placer una tristeza. Porque cómo voy a creer que el universo es una ruina -aunque lo sea-, o que la muerte es el silencio -aunque lo sea-. Cómo creer que el horizonte es la frontera, que el mar es nadie, que la noche es nada. Porque cómo voy a creer que tu cuerpo -compañero- no es más de lo que palpo, o que tu amor -ese tan remoto amor que me destinas- no es el desnudo de tus ojos, la parsimonia de tus manos. Cómo voy a creer que la utopía ya no existe, si vos, compañero dulce, osado, eterno… Si vos, sos mi utopía.

… Y al final uno aprende -qué le gustaba a él esto- que la vida es un regalo. Y que la muerte, dicho sea de paso, no lo es menos. Como él decía “después de todo la muerte es sólo un síntoma de que hubo vida”. Esa vida que regala al leer cada una de sus obras. Porque el que lo da todo sin pedir nada a cambio, se merece un gran lugar allá donde haya ido.

Dicen que los poetas nunca mueren, que sólo fingen estarlo. Y al decir “dicen”, digo “digo”. Y digo que Mario Benedetti vivirá en cada una de las líneas que llevo guardadas en mi corazón. En cada uno de los cuentos que me hicieron ver la vida con otros ojos. Y en cada una de los versos, que escuchados de su propia voz, nos regalan calma, paz y armonía. En las lágrimas que caen por mis mejillas en este momento. Y en las que no caerán, al menos de forma visible. Porque este hombre, una vez me devolvió a la vida. Y porque de esa vida, ahora se me va un poquito con él. E igual que a mí, a muchos otros. Y si juntamos todos los poquitos de vida que se nos va a todos, él nunca se irá. Porque como dije, los poetas nunca mueren, sólo fijen estarlo.

Adios Benedetti

Después de una larga sequía en este blog, después de que este proyecto quedase a su suerte en la web debido a la enfermedad, a la quimio, y, por desgracia, también a la pereza, hoy me veo obliga a volver para darle un adios al poeta de los poetas.

Mario Benedetti ha sido un gran compañero en mi vida. Me ayudó a crecer con sus poemas, con sus cuentos y relatos. Me abrió tantos ojos… Para mi supuso el poeta, el relator del amor, de mi amor, de mi forma de ver la vida, de sentir, de apasionarme.

Hoy, todos los amantes deben llorar, todos aquellos que han amado, que aman o que algún día amarán deben soltar aunque sea una lágrima por un poeta contemporáneo, que sin cursilerías y sin remilgos le cantó al amor.

Benedetti era mucho más que un poeta, era un POETA con mayusculas, un poeta del siglo XX y también de esta década del XXI. Un poeta realista, un poeta que habló al mundo del mundo, un poeta con el brazo remangado.

Mario Benedetti me acompañó en el camino de crecer. Fue el escritor de mi adolescencia. Lo descubrí a los catorce años y me ha seguido hasta convertirme en la mujer que hoy soy.

Me ayudó a amar, a llorar los desamores, a buscar refugio en la confusión tan inmensa que es la adolescencia. Me acompañó en esa profunda oscuridad que es el no ser una niña pero tampoco una mujer. Me dió sol, luz y claridad cuando mis ojos lo veían todo negro, en esos momento de la vida que cualquier bobería parece un mundo y los sentimientos están tan disparados como las hormonas.

Cómo no voy a volver a escribir para honrarlo, para llorarlo. Mario Benedetti es un referente por convertir la crudeza del mundo en verso, por cantarle al amor, a la desdicha, a la política, a los jóvenes, a los abuelos.

Con o sin Nostalgia es uno de mis libros favoritos. Cuentos que han velado por tanta y tanta gente.

No podemos olvidarle, no son validas las odas si no es para hacerlo presente en nuestras vidas. Aunque muera Mario, que no muera Benedetti, que sus versos, que sus historias sigan abriendo caminos y sigan siendo un canto al ser humano, con sus virtudes, sus defectos, sus victorias y sus fracasos.

Tan contemporaneo que dolía. Supo comprender el mundo que le rodeaba y transmitirlo en pura poesía. Un ejemplo que duele por su realismo, por su autentica representación de lo que somos y de lo que deberíamos ser.

Este poema es un ejemplo de su visión del mundo, un poema que da sentido a la juventud, para que sea algo más que un periodo de confusión y rebeldía.

¿Qué les queda por probar a los jóvenes
en este mundo de paciencia y asco?
¿sólo grafitti? ¿rock? ¿escepticismo?
también les queda no decir amén
no dejar que les maten el amor
recuperar el habla y la utopía
ser jóvenes sin prisa y con memoria
situarse en una historia que es la suya
no convertirse en viejos prematuros

¿qué les queda por probar a los jóvenes
en este mundo de rutina y ruina?
¿cocaína? ¿cerveza? ¿barras bravas?
les queda respirar / abrir los ojos
descubrir las raíces del horror
inventar paz así sea a ponchazos
entenderse con la naturaleza
y con la lluvia y los relámpagos
y con el sentimiento y con la muerte
esa loca de atar y desatar

¿qué les queda por probar a los jóvenes
en este mundo de consumo y humo?
¿vértigo? ¿asaltos? ¿discotecas?
también les queda discutir con dios
tanto si existe como si no existe
tender manos que ayudan / abrir puertas
entre el corazón propio y el ajeno /
sobre todo les queda hacer futuro
a pesar de los ruines de pasado
y los sabios granujas del presente.

Su muerte supone la muerte de una estrella en la galaxia de los genios, una perdida increíble para el mundo, aunque siempre nos quedarán sus poemas, sus cuentos, sus escritos.

Mil lágrimas por su alma, y mil por la nuestra ya que sin él perdemos una buena cura. Nuestra alma queda abandonada a su suerte aunque con la esperanza de salvarse volviendo a lo ya escrito, porque eso no nos lo quita nada ni nadie.

Gracias por existir, por entrar en mi vida y colaborar en el proceso de ser quien soy. De verdad, genio, mil gracias.

Adios, Mario Benedetti

Sabíamos que era cosa de poco tiempo para que Mario Benedetti nos dejara. Descansa en paz, narrador y poeta.

Algunos te quisimos mucho sin haber tenido el privilegio de haber estrechado tu mano. Otros no te quisieron lo suficiente y hasta sentaron cátedra de entendidos para negar la validez de tu obra. ¡Eso qué importa! Si tú viviste la poesía a tu manera, hiciste del amor una bandera y de tus pasiones políticas un ideal inquebrantable, entonces está bien. No hay necesidad de compartirlo todo para querer a un amigo. Es más importante respetarlo.

Mario, los que no tenemos reparos en reconocer tu alma de poeta, te vamos a recordar una y otra vez, cada vez que abramos un libro tuyo y nos llenemos de tus palabras.

Volvió a casa… Adiós Mario Benedetti

Él no ha muerto, sólo volvió a casa, allá donde podrá reunirse con Homero y cantar con él sus versos, o con otro grande sudamericano, Neruda, para decirle que la tierra que dejó sigue donde está, convulsionada, pero intentando cantar una estrofa de esperanza, a la mujer, a la vida, a las penas.

Del 14 de septiembre de 1920 al 17 de mayo de 2009, ése fue el periodo de tiempo que anduvo entre nosotros un grande de las letras. Sus versos siempre me inspiraron. Y sus finas observaciones eran y son, porque viven, joyas preciosas de calidez. Pero no sólo sus versos, porque eso parecería que lo circunscribimos y un genio jamás puede ser encarcelado por los títulos.


Pero, si tuviera que escoger uno sólo de sus poemas, sería este:
Corazón Coraza.

Porque te tengo y no
porque te pienso
porque la noche está de ojos abiertos
porque la noche pasa y digo amor
porque has venido a recoger tu imagen
y eres mejor que todas tus imágenes
porque eres linda desde el pie hasta el alma
porque eres buena desde el alma a mí
porque te escondes dulce en el orgullo
pequeña y dulce
corazón coraza

porque eres mía
porque no eres mía
porque te miro y muero
y peor que muero
si no te miro amor
si no te miro

porque tú siempre existes dondequiera
pero existes mejor donde te quiero
porque tu boca es sangre
y tienes frío
tengo que amarte amor
tengo que amarte
aunque esta herida duela como dos
aunque te busque y no te encuentre
y aunque
la noche pase y yo te tenga
y no.

Adios Amigo

Querido amigo, Mario Benedetti... no te conocí, no me conociste, pero has habitado mi alma con tus poemas desde hace mucho tiempo... como decir, entonces, que nos nos conocimos?... si tu eras capaz de poner en palabras lo que muchas veces ella no supo expresar, sino a través de tus versos...
Te despido esta noche con honda tristeza, amigo de mi alma...
Sé que esta noche, hasta Dios se volvería mujer con tal de que le dediques un poema de amor... .
Dios te bendiga y te tenga en su Gloria!... yo te mantendré vivo en mi corazón.

Las letras que nunca mueren

Quiero quedarme
con la letanía de tu voz en mi oido
simular que no se apaga
tu voz en mi cabeza

Se me antoja cerrar los ojos
y creer que vivirás para siempre
pero como no puedo
leo tus poemas

Pienso que al menos tus letras
son de las letras que nunca mueren

A Mario

Como escribirte,
y no detener este atropello
esta mano torpe y dura
esta mirada fría
estas letras apagadas
insignificantes ante las tuyas.

Pero solo quiero decirte, amigo,
que te siento aca conmigo
que lo fui sin que lo sepas
que has quebrado los cristales
que has llovido montevideo.

Como no escribirte
un insignificante de letras sin palabras
y aun un insignificante así de minúsculo,
malogrado e insulso y sin gracia,
pero no indiferente ni con anestesia.

Este escribirte es no permitirte
que te vayas así como si nada,
es decirte lo has logrado,
también reconocerte la estrategia,
que aun sin saber el como ni el pretexto
nos encontramos este día como cualquiera.

Un café por Mario Benedetti /Edgar Borges/Rebelión

El lunes 18 de mayo me invité un café para pensar en la no muerte de Mario Benedetti. Deseaba entregarme en pensamiento al recuerdo del poeta que comprometió su palabra con la vida. Mi idea era estar solo (más allá de las sensibilidades mediáticas), quería alejarme del mundo prefabricado y de las obligaciones que me hacen estar atado a sus circunstancias; así fuese por un día, o una mañana. Tal vez hasta me hubiese conformado con una minuto de serena existencia.

Mi utopía llegó a tanto que me ilusioné con la posibilidad de que, cuando me levantara de la mesa, la realidad estuviera más cercana a la poesía. Deseaba reconocer la utilidad de la palabra en la calle, en las formas, en los fondos; en la convivencia del segundo a segundo. Y permanecí mucho tiempo contemplando el café, temeroso de que toda la belleza sólo fuese posible en la poesía de seres como Benedetti.

El poeta sabía que la belleza jamás podría influir en las decisiones políticas, pero, como buen utopista, decía que los poetas “sí llegan al ciudadano de a pie, y a veces sirven para esclarecer una duda, para dar una tímida respuesta a una pregunta que tiene alguien”. Y todo era parte de su “Táctica y estrategia”, de su eterno compromiso con el ser humano (y la puesta en práctica de la vida en beneficio de la vida).

La vida (en sociedad) era muy dura en los tiempos cuando Benedetti padeció los rigores de la dictadura; sin embargo, lo siguió siendo después, mucho después, cuando la democracia mejoró la forma pero no el fondo; y también ahora: en este instante que se presume como el más moderno de todos los instantes. En nombre de Benedetti he querido pasar toda una mañana en un café, alejado de una realidad que cada día se parece menos a la poesía. Sabía que me estaba engañando. ¿Quién dijo que el mundo era lugar para poetas? O como una vez dijo Bolaño “la vida (a veces) es una mierda”. La realidad social es la realidad social y Benedetti es Benedetti (y la poesía).

El capitalismo nos ha hecho cínicos, duros, mezquinos. He ahí el difícil obstáculo que hace peso sobre nuestra existencia. ¿Cómo no terminar siendo piedras en momentos de dureza? He ahí la urgencia de la poesía de Mario Benedetti. No se trata de sutilezas discursivas ni mucho menos de paseos ocasionales del alma. No, mil veces no. La poesía (y Benedetti), más que un adorno, es un estorbo a la consumación de la dureza. Y por ello, desde siempre, nos la quieren robar.

No es cuento: cada vez somos menos humanos. Y Benedetti, con su palabra armada (en eterno presente), convoca a la resistencia del espíritu. Lo difícil no es protestar el fascismo político, lo complejo es oponerse al fascismo ciudadano. Pero hay que hacerlo. La palabra de Benedetti nos ubica ante un dilema milenario: ser bestias o asumirnos humanos. Y si decidimos abrir la segunda puerta: hay que comprometerse a cambiar la vida diaria, con sus formas y fondos; en el tránsito cotidiano, en los recorridos imperceptibles, en el respeto (y comprensión) al otro.

Lo reitero: hoy he decidido permanecer contemplando (en la memoria) la poesía de Mario Benedetti.

A un viejo Poeta

Ayer mi hermano me llamó al trabajo, sus palabras fueron “Mario Benedetti ha muerto”. Lo lamenté profundamente, aunque ya sabía que faltaba poco (había estado muy enfermo últimamente y ya tenía 88 años), la noticia me fue pesada y amarga. Sin embargo, no soy un tipo que entristezca con la partida de los grandes; con los que habiendo bien recorrido su camino nos dejan dedicada toda su vida en su paso por esta tierra.

Hace poco en este mismo espacio despedí alegremente al tío Lalo Parra, y otro mes antes a Pin Pon; entonces ¿por qué me entristece la noticia del descanso eterno de don Mario? Me lo pregunté toda la noche. Los periódicos de hoy por la mañana me hicieron entender el por qué. Con una foto suya todos anunciaban su muerte, haciendo reseña de su biografía, resumiendo sus cuentos, sus novelas, sus poemas, para luego darle tribuna a las bocas de los otros, a los que comentarán su primavera de esquinas rotas, su inventario y su tregua.

Ahí entendí mi tristeza, ¡cómo y cuanto hablarán desde sus cómodos puestos de su obra! “Que era comunista”, ¿y qué? “Que solo representaba a la clase media”, ¡miren que pecado! Raúl Zurita señaló que “como intelectual, es de lo mejor de América Latina, pero su poesía no me conmueve” A mí, un solo poema suyo, “Hombre que mira a su hijo” me conmueve más que toda la obra de Zurita.

No hablan del trabajo de un hombre, hablan de su vida, porque Benedetti puso su vida en lo que escribió, sus temores, sus dichas, su amor. Si eso a Zurita no lo conmueve, que se joda. Otro huevón de la Tercera, Juan Manuel Vial dice que “su poesía que apelaba a sentimientos políticos o a una melancolía difícil de tragar, no será valorada en el futuro” y que “su poesía adquirió ritmo de sonsonete meloso”. ¿Tiene algo de malo? Que se pudra bien podrido.

Benedetti ya se denunciaba antes a sí mismo, nunca ocultó sus defectos, nos habló de sus soledades, su melancolía, sabía que no era perfecto y tampoco quizo serlo. Fue vehemente en ocasiones, ¿o fue meloso cuando fustigó la condecoración de Pinochet con la medalla de artiga?

Solo fue un hombre hablándonos de su vida, escribiéndonos su memoria; y ahí están ellos haciendo un juicio de eso, de un hombre que solo quizo escribir y que no puede defenderse (ni creo que él quisiera). Y quien soy yo para defenderlo, soy solo un conserje dando la lata, aún así me gustaría decir que Mario Benedetti siempre ha estado presente en mi vida. Sus palabras fueron las que me abrieron los ojos al mundo, cuando aún adolescente solo veía la poesía con florcitas y corazones. Aprendí que también había poesía en los teléfonos y en las lámparas. Conocí una chica maravillosa un día, con un libro de Benedetti en la mano. Su poesía que nunca muere me hizo amigo de algunos para los cuales yo ya estoy muerto. Serrat, a quien admiro, ha cantado varias veces sus poemas y así entonces yo canto de cuando en cuando “El cuento es muy sencillo”. Benedetti me ha empujado muchas veces a escribir (esta es una más). Mis versos los he unido a los de él para decirle a mi esposa que la amo, con sus tréboles he acariciado el rostro de mis niños. Y hasta el otro día, me pareció haber visto a Avellaneda leyendo “La Tregua” de pie en el metro; llevaba un lindo vestido.

Me hubiera gustado despedirme de él como lo hice con mi viejo, con tranquilidad, con respeto, sin impotencia. Más que le voy a hacer, estoy triste, lamento su partida profundamente, sin embargo, no podría permitirle a mi tristeza guardar silencio, eso nunca Benedetti me enseñó “no tengo ganas de escribir, pero la letra avanza sola”.

A un viejo Poeta

Me gustó conocerte, viejo poeta
Saber de tu inventario
Atravesar contigo el Atlántico
Recoger tus adjetivos
Pude meterme en tu caracol de sueños
Me habitué en tu ciudad sola.

Me gustó conocerte, viejo poeta
La constancia de que existes
Llegó “enhorabuena” para mí.
Casi puedo beber contigo en Atenas
O asistir a la vuelta de Mambrú
Sin micrófonos o preguntas.

Miré de lejos tu mar
Tus señales de humo
Leí de cerca tu carta a un joven poeta
Y aunque sé bien que aquel no soy yo
Te la respondo.

Con mis respuestas al azar
Con mis cuentas claras
Mis especulaciones
Mi concordancia.

Me gustó conocerte, eterno poeta
Que alegría saber
Que no te sentiste huérfano
Nos hace bien a todos
A ti
porque dejas tu herencia
en el paréntesis de la vida
A mi
A nosotros
Porque abrimos tus puertas
Y nos encontramos
Porque abrí tus tréboles
Y los contesté

Se nos ha ido

Se nos ha ido el Gran Mario ,
que andará por siempre en nuestros corazones ,
en los de los que lo leímos ,
reímos con su sarcasmo ,
lloramos con su candente poesía .

Los que con sus letras soñamos ,
mas allá de la luz encendida ,
la que nos trajo el nuevo amanecer ,
mas allá del páramo ,
que todos soñámos alguna vez .

Se nos ha ido una gran vida ,
y con su fuga se nos ha disipado la ufandad ,
hundiéndonos en la cruda y salvaje realidad ,
macerada , dulcificada ,
en el sonido de su voz cadenciosa ,
que nos llega socarrona y susurrante ,
como el rumor de una sola ola ,
cuando te besa al mojarte .

El gran Mario se nos ha ido para siempre , para nunca ,
siempre permanecerá en el recuerdo vivo como la esperanza ,
dolor en el corazón para los que con templanza lo hemos leído
,añoranza y recuerdo imborrable en nuestra mente ,
amigo , no te perderás en el olvido ,
no mientras podamos leerte ,
mientras podamos leerte...

Al Gran Mario Benedetti...

Montevideanos

En www.elpais.com.uy se lee: "Montevideo: Mayormente Nublado" eso, cuando hablan del clima, aunque creo que por otras cosas también y no sólo en Montevideo.

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Intenté dedicarle algo especial...
pero cómo escribirle al padre de las letras?
cómo describir de forma simple, clara
la tristeza que se lleva las palabras?
Hoy me siento como Montevideo, silenciosa y gris...
con un vacío difícil de nombrar...

Tanto hiciste por nosotros!...

nos preguntaste ¿Qué les queda a los jóvenes?
Y retrocedimos con seguridad, pero avanzamos a tientas...
Eso si, nos convenciste de no dar con la tristeza en el espejo.
¡y que la desdicha se llene de milagros!...
así el amor, ese informal se dedicó a nosotros tan formales...
Además nos mostraste todo lo que hubo que hacer para matar al hombre de la paz...
Nos diste las palabras necesarias para hacer un trato con esa persona,
para que un día sin saber como, ni con que pretexto, por fin nos necesite.
y descubriste, ese sentimiento de esconderse pequeño y dulce en el orgullo...

Tanto hiciste por nosotros!...

Te vas Benedetti, pero ahora sonamos un poco a ti...

martes, 19 de mayo de 2009

Don Mario no vino a la oficina

El martes 17 de septiembre, Martín Santomé anota en estos simples términos la extraña ausencia de Laura: Avellaneda no vino a la oficina. Siete días después del primer indicio de lo terrible, sólo atina a escribir: Dios mío. Dios mío. Dios mío. Dios mío. Dios mío. Dios mío. Dios mío.

Cuatro meses más tarde, cuando retoma el diario y escribe sobre la muerte de Laura, quizás un poco para aclarar las ideas, digerir la noticia indigerible, conjurar el paso irrefrenable de la vida o al menos de lo que queda de ella, Martín Santomé reflexiona sobre las formas de decir la muerte:

“Falleció”, dijo la voz del tío. La palabra es un asco. Falleció significa un trámite: “Una mala noticia, señor”, había dicho el tío. ¿Él qué sabe? ¿Qué sabe cómo una mala noticia puede destruir el futuro y el rostro y el tacto y el sueño? ¿Qué sabe, eh? Lo único que sabe es decir: “Falleció”, algo tan insoportablemente fácil como eso. Seguramente se estaba encogiendo de hombros. Y eso también era un asco. (…) Cuando estuve en casa solo en mi cuarto, cuando hasta la pobre Blanca me retiró el consuelo de su silencio, moví los labios para decir: “Murió. Avellaneda murió”, porque murió es la palabra, murió es el derrumbe de la vida, murió viene de adentro, trae la verdadera respiración del dolor, murió es la desesperación, la nada frígida y total, el abismo sencillo, el abismo.
Hoy don Mario no vino a la oficina. A los 88 años el cuerpo vive en un estado permanente de alerta. Cuatro hospitalizaciones en los últimos dieciocho meses fueron algunas de las aproximaciones que la muerte hizo por los lares de don Mario. Hace un rato la noticia de su partida saltó a mis ojos desde una de las ventanas de información con las que llevo horas trabajando. La primera noticia que encuentro repite esa palabra que quiere ser elegante: falleció. Pero hoy don Mario no vino a la oficina y uno piensa en el derrumbe de la vida, en el abismo. Hoy se me murió don Mario, se nos murió.

Chau Benedetti

Te moriste y contigo un poco la poesía.

Tenías 88 años y viviste solo dos sin la compañera con la que contabas "no hasta dos o hasta diez sino" hasta el infinito.

Creiste "en la vida y en el amor, en la ética y en todas esas cosas tan fueras de moda". Por eso "desde ahora la nostalgia será / un viento fiel que hará flamear tu muerte / para que así aparezcan ejemplares y nítidas / las franjas de tu vida".

Un día escribiste: "mi estrategia es / que un día cualquiera / no sé cómo ni sé / con qué pretexto / por fin me necesites". Y créeme, querido Mario, que te dio resultado: muchos, en algún momento de nuestras vidas, tuvimos la necesidad de abrazar tu corazón coraza.

Chau Benedetti.

Hasta pronto

"Hasta pronto Bendetti, hasta pronto!!!
88 años, un par de infinitos
como si con uno no bastara
pero a tu nombre Mario
a tu nombre no le bastó
y emprendiste el verdadero viaje
donde con un beso
a la muerte no le bastará
para alejarnos de tu infinita poesía"

Nota: Extraído de un estatus en Facebook

Una cadena de amigos para Mario

La cadena de poemas que desde la Fundación Saramago se inicio hace unos meses, sabía de esta cadena pero no había llegado a él hasta ahora. Acá

La muerte de Mario Benedetti

Muere Benedetti y yo no tengo grandes historias que contar sobre su ingenio, su amistad, su complicidad, su compromiso... yo tengo que recurrir al Benedetti de Prosperidad, el que merendaba en el VIPS de Clara del Rey en la mesa que quedaba frente a Laura y a mí. Al Benedetti que compraba papel higiénico -¡papel higiénico!- en la misma tienda que yo de Ramos Carrión.

Muere Benedetti y recuerdo su cara triste recitándole versos en alemán -weil ich dich habe und nicht habe...- a una prostituta en "El lado oscuro del corazón". Probablemente, Eliseo Subiela tuviera la culpa de todo y sin él ni Benedetti ni historias. Ya saben que yo tengo dificultades con la poesía. Pero Subiela, y entonces la fiebre adolescente de los 90, la nostalgia romántica sudamericana, con su punto rebelde y terriblemente perdedor.

Mi estrategia es que un día cualquiera, no sé cómo ni sé con qué pretexto, por fin me necesites.

Muere Benedetti y vuelve a llover en Santander (la poesía es lo que tiene, es de lluvia fácil) y volvemos a pasear de la mano desde El Sardinero y a recitar poemas, los mismos poemas de siempre, los tres o cuatro que nos sabíamos de memoria. Era eso o Neruda y elegimos eso.

Muere Benedetti y las necrológicas se llenarán de mayúsculas y compromisos. A mí, Benedetti siempre me pareció un autor de letras minúsculas, de sentimientos sugeridos. Un escritor que me contaba a mí las cosas, que me daba consejos, que compartía mi tristeza. Nunca le vi como un padre autoritario, como un ejemplo, sino como un hermano mayor que te explica "yo también he pasado por esto, escucha".

Yo no tengo mayúsculas ni compromisos, ya digo. Tengo un montón de recuerdos y restos de papel higiénico. Eso es todo.

Muere Benedetti e incluso compartir su muerte con tanta gente me resulta obsceno, pesado. Lo quería tanto, y lo quería todo para mí.

Mario en tiempo neutro

Tenía abandonado esto, lo sé... caigo de nuevo a la pregunta ¿a alguien le importa? y la respuesta obvia, no, a nadie le importa. Solo lo leo yo, creo.

Este fin de semana fue agridulce, dos días de 'trabajo' de esos días que no se sabe si son trabajo o diversión, "quizá más lo primero que lo segundo y también viceversa". Como decía Mario.

Mario, que feo es pensarte en pasado, que mal saber que más nunca una conversación comenzará con la frase "¿leíste lo nuevo de Mario?" porque ya no habrá más 'nuevo'.

Uno sabe que esas cosas pasan, lo supiste cuando comenzaste a conjugar a Luz en pasado, cuando ya no eran codo a codo, cuando se convirtió en un solo codo, el tuyo.

Dos años desde que Luz se fue, y tus últimas obras parecían ser una despedida anunciada, pero esa despedida no ayuda mucho para que el vacío que dejas no se sienta en el ambiente y hasta en mi biblioteca.

Me enteré de tu ausencia llegando a casa, por FaceBook me llego un mensaje al celular que decía "Illi, murió Mario, lo siento". Lindo gesto, esta persona sabe que me gustas, pero mala forma de anunciarlo.

Me he pasado casi tres horas reencontrándome contigo, siempre tenemos estas sesiones, cada cierto tiempo te busco y te encuentro, renovado, algunos días con nostalgia, pero siempre con esperanza. Eso me gusta ti, la esperanza. Hoy tenía razones para buscarte de nuevo, pero no eran las típicas, las de hoy no eran las mejores, pero razones son razones.

Si te cuento como te conocí, reirás. Mi ¿novio? el del cole me dedicó “táctica y estrategia”, lo copió en la última hoja de mi cuaderno, pero no escribió de quien era. No sé, quizá quería alimentar su imagen de bohemio y hacerme creer que era suyo, puede ser -pobre iluso-. Lo que consiguió en cambio fue una pregunta reiterada de quién era, hasta que por fin, unas semanas después del poema y unas semanas antes del Chau número uno! Lo confeso. En ese momento de Internet nada, al menos en mi mundo, así que fui a las raíces, la biblioteca del colegio y ahí estabas en el Inventario 1, así comenzó la historia.

Y acá estamos 15 años después, tu con un tercio de mi biblioteca, con la mitad más uno de mi poesía, y yo, con una ausencia que prefiero convertir en presencia, porque no puedo congujarte en pasado, para estos casos prefiero el tiempo neutro.

Mario, ¡Gracias por el Fuego!, gracias por no salvarte, por la táctica, la estrategia, por quedarte y hasta por el rostro de vos.

Gracias

Solo frases

"Mario Benedetti ha muerto ... Y de repente, como que es más de noche que de costumbre". acá

"Mario Benedetti no lleva punto final"

"Por tu culpa soy lector".

"Ahora, en la eternidad ya sois mucho más que dos..."

"El Cervantes se quedo sin Benedetti"

"En vano asistirán al entierro de Benedetti, Mario no piensa asistir, Ayer Mario decidió quedarse para siempre"

"Por suerte que me quedé en cama hoy porque pucha que es un día triste" acá

"Si dejaste en cada uno de nosotros un pedazo de vos y la muerte solo se llevo tu cuerpo. Hace falta solo una multiplicacion sencilla para ver que facilmente, y por orden de magnitud, la vida le gana de nuevo a la muerte"

"Seguirás VIVO mientras tus PALABRAS sigan siendo LEIDAS, algunos nos encargaremos de que así sea". acá

"Si logro subir por la escalerita esa que lleva al cielo, sin duda espero llegar al cielo de los poetas para abrazar a ese hermoso hombre, que fué y que seguirá siendo Mario Benedetti".

"Un día cualquiera, Mario Benedetti muere y el mundo entero se pone de luto" Acá

"De pie Señoras y Señores... se fue un GRANDE!"

"Donde estés si es que estás
si estás llegando aprovecha por fin a respirar tranquilo
a llenarte de cielo los pulmones" Acá

"Desde que te fuiste Mario, la palabra sigue buscando su significado más puro por las esquinas de la vida"

"Solo necesito de un lápiz y un pedazo de papel para elevarnos a mundos inimaginables"

"Nunca más cierto que en este caso; aquello de que algo se muere en el alma cuando un amigo se va"

"No lloraré tu nombre, celebraré que hayas existido"

"Te has despertado del sueño de la vida"

NOTA: Algunas de las frases se extraen de foros de discusión, páginas de enlace y otros sitios que hace imposible su seguimiento. De ahí que no cuenten con enlace.

Homenaje a Mario

Como escribirte,
y no detener este atropello
esta mano torpe y dura
esta mirada fria
estas letras apagadas
insignificantes ante tanta palabra tuya

Tan solo quiero decirte
amigo,
que te siento aca conmigo
que lo fui y lo fuiste pero no lo supimos
y estos cristales estan rotos
llovidos por saberte,
de este no olvidarte,
de quererte.

C
omo no escribirte
un insignificante de letras que buscan las palabras
y aun asi insignificante y minúsculo
y malogrado e insulso y sin gracia,
pero no indiferente ni con anestesia

Este escribirte es no permitirte
que te vayas así como si nada,
reconocer de tu vida la estrategia
con la que haces de nuestros días
ese día cualquiera.

lunes, 18 de mayo de 2009

Mario Benedetti: Ser y estar

Al principio, él era, como yo no lo sabía, no estaba.

Tenía unos catorce años cuando escuche por primera vez las palabras de Mario Benedetti en la voz de Soledad Bravo. Son de esas cosas que te llevan a tierra e impresionan el alma uno no sabe ni cómo ni por qué, pero a veces en algunas situaciones que no logro ahora recordar se dispara en mi memoria la sensación de indignación y aparecen las palabras en mi mente "¿De qué se ríe?, ¿De qué se ríe?". Como muchos, mis primeras aproximaciones a Benedetti fueron a través de la música o el cine. Recité hasta el cansancio Táctica y estrategia, canté desde mi silla Te quiero a todo pulmón con el Orfeón en las graduaciones de la universidad y lo hice también en mi boda. A lo largo de mi vida, los encuentros con sus textos son como una inesperada y gratuita revelación, desde siempre me asombró y todavía lo hace, la capacidad de predicar en forma diáfana y simple esa especie de amor subversivo, de sutil resistencia que remueve el alma y las vísceras, que invita a " no reservar del mundo sólo un rincón tranquilo ".

La muerte es una circunstancia, inevitable, necesaria y difícilmente aceptable, sólo queda el hecho de haber vivido adrede, con pasión, coherencia y de eso Benedetti es un maestro. Así que mientras conjugamos "yo nostalgio, tú nostalgias" al menos podremos ir encontrando, reencontrado y conociendo a Mario a través de una amplia obra que nos permite retornarle las palabras "...es tan lindo saber que usted existe, uno se siente vivo..."
Por tanto, compañero, seguimos contando con vos,
con tu boca que es tuya, mía, nuestra
con todos nuestros rostro de vos.

Al final él no está, pero es.