martes, 19 de mayo de 2009

Mario en tiempo neutro

Tenía abandonado esto, lo sé... caigo de nuevo a la pregunta ¿a alguien le importa? y la respuesta obvia, no, a nadie le importa. Solo lo leo yo, creo.

Este fin de semana fue agridulce, dos días de 'trabajo' de esos días que no se sabe si son trabajo o diversión, "quizá más lo primero que lo segundo y también viceversa". Como decía Mario.

Mario, que feo es pensarte en pasado, que mal saber que más nunca una conversación comenzará con la frase "¿leíste lo nuevo de Mario?" porque ya no habrá más 'nuevo'.

Uno sabe que esas cosas pasan, lo supiste cuando comenzaste a conjugar a Luz en pasado, cuando ya no eran codo a codo, cuando se convirtió en un solo codo, el tuyo.

Dos años desde que Luz se fue, y tus últimas obras parecían ser una despedida anunciada, pero esa despedida no ayuda mucho para que el vacío que dejas no se sienta en el ambiente y hasta en mi biblioteca.

Me enteré de tu ausencia llegando a casa, por FaceBook me llego un mensaje al celular que decía "Illi, murió Mario, lo siento". Lindo gesto, esta persona sabe que me gustas, pero mala forma de anunciarlo.

Me he pasado casi tres horas reencontrándome contigo, siempre tenemos estas sesiones, cada cierto tiempo te busco y te encuentro, renovado, algunos días con nostalgia, pero siempre con esperanza. Eso me gusta ti, la esperanza. Hoy tenía razones para buscarte de nuevo, pero no eran las típicas, las de hoy no eran las mejores, pero razones son razones.

Si te cuento como te conocí, reirás. Mi ¿novio? el del cole me dedicó “táctica y estrategia”, lo copió en la última hoja de mi cuaderno, pero no escribió de quien era. No sé, quizá quería alimentar su imagen de bohemio y hacerme creer que era suyo, puede ser -pobre iluso-. Lo que consiguió en cambio fue una pregunta reiterada de quién era, hasta que por fin, unas semanas después del poema y unas semanas antes del Chau número uno! Lo confeso. En ese momento de Internet nada, al menos en mi mundo, así que fui a las raíces, la biblioteca del colegio y ahí estabas en el Inventario 1, así comenzó la historia.

Y acá estamos 15 años después, tu con un tercio de mi biblioteca, con la mitad más uno de mi poesía, y yo, con una ausencia que prefiero convertir en presencia, porque no puedo congujarte en pasado, para estos casos prefiero el tiempo neutro.

Mario, ¡Gracias por el Fuego!, gracias por no salvarte, por la táctica, la estrategia, por quedarte y hasta por el rostro de vos.

Gracias

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