Te moriste y contigo un poco la poesía.
Tenías 88 años y viviste solo dos sin la compañera con la que contabas "no hasta dos o hasta diez sino" hasta el infinito.
Creiste "en la vida y en el amor, en la ética y en todas esas cosas tan fueras de moda". Por eso "desde ahora la nostalgia será / un viento fiel que hará flamear tu muerte / para que así aparezcan ejemplares y nítidas / las franjas de tu vida".
Un día escribiste: "mi estrategia es / que un día cualquiera / no sé cómo ni sé / con qué pretexto / por fin me necesites". Y créeme, querido Mario, que te dio resultado: muchos, en algún momento de nuestras vidas, tuvimos la necesidad de abrazar tu corazón coraza.
Chau Benedetti.
martes, 19 de mayo de 2009
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