lunes, 18 de mayo de 2009

Mario Benedetti: Ser y estar

Al principio, él era, como yo no lo sabía, no estaba.

Tenía unos catorce años cuando escuche por primera vez las palabras de Mario Benedetti en la voz de Soledad Bravo. Son de esas cosas que te llevan a tierra e impresionan el alma uno no sabe ni cómo ni por qué, pero a veces en algunas situaciones que no logro ahora recordar se dispara en mi memoria la sensación de indignación y aparecen las palabras en mi mente "¿De qué se ríe?, ¿De qué se ríe?". Como muchos, mis primeras aproximaciones a Benedetti fueron a través de la música o el cine. Recité hasta el cansancio Táctica y estrategia, canté desde mi silla Te quiero a todo pulmón con el Orfeón en las graduaciones de la universidad y lo hice también en mi boda. A lo largo de mi vida, los encuentros con sus textos son como una inesperada y gratuita revelación, desde siempre me asombró y todavía lo hace, la capacidad de predicar en forma diáfana y simple esa especie de amor subversivo, de sutil resistencia que remueve el alma y las vísceras, que invita a " no reservar del mundo sólo un rincón tranquilo ".

La muerte es una circunstancia, inevitable, necesaria y difícilmente aceptable, sólo queda el hecho de haber vivido adrede, con pasión, coherencia y de eso Benedetti es un maestro. Así que mientras conjugamos "yo nostalgio, tú nostalgias" al menos podremos ir encontrando, reencontrado y conociendo a Mario a través de una amplia obra que nos permite retornarle las palabras "...es tan lindo saber que usted existe, uno se siente vivo..."
Por tanto, compañero, seguimos contando con vos,
con tu boca que es tuya, mía, nuestra
con todos nuestros rostro de vos.

Al final él no está, pero es.

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