martes, 16 de junio de 2009

No se ha ido, imposible.

"...después de este dolor redondo y eficaz, pacientemente agrio, de invencible ternura, ya no importa que use tu insoportable ausencia ni que me atreva a preguntar si cabes como siempre en una palabra...”


No se ha ido, imposible. Solo puso un sello, una signatura. Mario vivirá por siempre. Y mira que me lo encontré en un amarillento libro de poemas que querian tirar de un desván. Mira que ya no lo tengo, este libro. Menos mal que lo metí en mi sangre, leyéndolo. Porque voló, no se si lo regalé o me lo robaron. Menos mal que Mario me asalta por todos lados. “Acaso puede invalidarse del amor un aliento?”

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